lunes, 3 de mayo de 2010

Exhibe ex empleado robo de gasolina


Un ex trabajador de gasolineras ubicadas en la delegación Benito Juárez relata los métodos que utilizan empleados para surtir menos combustible a conductores de vehículos y cómo estas prácticas representan un modo para incrementar sus ganancias en las estaciones



Avanzas unas cuadras conduciendo tu auto, volteas al indicador de gasolina y lo ves en la misma posición que antes de ir a la gasolinera. ¿Te suena familiar?
¿Respondiste que sí? Es probable que hayas sido víctima de personas que conoce Fidel*, alias el "Abuelo", un ex despachador de gasolina que fue testigo durante siete años de cómo algunos trabajadores obtienen ingresos robando gasolina en estaciones de servicio de la delegación Benito Juárez.
Hay empleados que roban el equivalente a 100 o 200 litros al día. Sus clientes preferidos son lo que piden más de 150 pesos, viajan solos y atienden los "buenos días".
Hace un par de meses, Fidel cumplió 70 años. Ese día celebró con sus nietos, luego se puso el uniforme clásico y presenció cómo 30 víctimas eran robadas en ocho horas.
Asegura que sus amigos ganan mil 500 pesos diarios por estos robos que toman apenas unos minutos, lo que implica leer estas líneas.
Una pluma "no sabe fallar"
Los hay de 18 hasta 70 años, pero sus amigos tienen microbuses, taxis y casas.
"En tres o cuatro minutos ya tienen el enganche para un carro", bromea Fidel para argumentar que el método es muy simple: "Una pluma Bic es todo lo que necesitan".
Se aproxima un auto y entre ellos se decide si la maniobra será de uno, dos o tres despachadores.
"Buenos días, ¿Magna o Premium? ¿Cuánto le ponemos?". El conductor responde 200 pesos y la cifra se marca en la bomba.
"¿Va a querer factura?", le pregunta el despachador que lo atiende. Llega uno más por la ventana derecha: "¿Le reviso las llantas? ¡Ábrame el cofre, le checo los aceites!".
Un tercero se acerca mientras los otros distraen. Sabe que tiene 20 segundos y contando. Se para frente a la bomba, atora la pluma en la ranura que soporta la pistola y detiene el conteo.
Digita 200 pesos: completo. Los tres se despiden del conductor, quien se va con 50 pesos de gasolina. Los 150 pesos restantes son "de la casa".
Una más. Fidel cuenta que la maniobra esta vez es de dos: un despachador y el gerente de la estación. Llega el conductor y pide aceite. Abre el cofre y le depositan la mitad de la botella. El resto se va a los botes que el gerente guarda para la reventa o para sus autos.
Otra es el falseo de facturas de 5 mil hasta 25 mil pesos. Del 10 hasta el 40 por ciento va para el "pistolero", el apodo de los despachadores.
"De todos estos business sacan como mil 500 pesos en las ocho horas que dura el turno... Sin trucos, el sueldo depende de las propinas, que van de 60 a 200 pesos diarios", explica.
Sino le entras, ¡fuera!
En pocos días -asegura Fidel- se aprenden estas prácticas. "Es de pura vista".
Si se equivocan y el conductor descubre la maniobra, el gerente despide a los involucrados.
"Pero se van al baño o a dar la vuelta. Luego regresan y como sin nada".
Lo que si se sanciona es a quien no le entre. "No nos castigan, nos corren". Fidel asegura que puedes ver nada más, pero debes verte interesado.
Sino, los despachadores se ven involucrados en situaciones comprometedoras que los llevan al despido.
"A uno le inventaron que metía mujeres mientras hacía las cuentas. Que tenían fotos. Lo que pasa es que dijo que no le entró", cuenta.
El abuelo Fidel
Hace siete años que Fidel se enlistó como despachador o gasolinero, como le gusta llamarse. Su profesión original es contador. Trabajó más de 30 años en un banco en el Distrito Federal. Escaló puestos hasta que se jubiló.
Luego llegó a las estaciones de la Benito Juárez, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc. A su edad cuenta con un microbús, una paletería y varias propiedades. Hasta hace tres meses, trabajaba ocho horas diarias en las gasolineras porque renunció.

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