Parecía la fórmula perfecta, Tim Burton + Disney + Alicia, el mundo de Lewis Carroll tras los ojos de uno de los directores con más capacidad visual de los últimos tiempos, lamentablemente se quedó en eso, un gran pastel de efectos especiales y colores saturados.
La Alicia que Burton nos presenta no es la misma que conocíamos, una adaptación libre de los dos libros de Carroll “Alicia en el país de las maravillas” y “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí” escrita seis años después de la primera. Una chica de 20 años atormentada por una misma pesadilla desde pequeña, a punto de casarse y además, un poco borde, se escapa de su fiesta de compromiso cuando intenta alcanzar al famoso conejo blanco, hasta caer en un profundo agujero que la conducirá a Wonderland.
El que vaya al cine convencido de ver la historia original se sorprenderá al descubrir que Alicia está de vuelta ya por segunda vez en su vida al extraño mundo, ni la sesión de té disparatada, ni el hongo gigante, ni las rosas blancas que hay que pintar de rojo aparecen (más que en un corto flashback al final).
El sombrerero loco (Johnny Deep) está más preocupado de su propia locura que de lo que puede hacer con ella y además chorrea un sentimentalismo inexistente en el original. Una sobreactuada Anne Hathaway hace de Mirana “La reina blanca”, un personaje que en momentos resulta incluso insoportable.
La mejor actuación corre sin dudas por cuenta de una fabulosa Helena Bonham Carter, la reina roja de corazones dispuesta a cortarle la cabeza a cualquiera que se cruce en su camino, con una cabeza gigante y un maquillaje extraordinario.
La actriz que hace de Alicia (Mia Wasikowska) actua bien, solo eso, no es una actuación brillante pero tampoco es nefasta. Aunque personalmente me hubiera gustado una caracterización diferente, en la película la actriz parece enferma, casi no tiene color y su expresión es demasiado seria y asustadiza, todo lo contrario a la Alicia de Carroll que mientras se cae por el agujero del conejo empieza a pensar y a preguntarse por su propia existencia, nada que ver con esta otra que cae asustada y desorientada sin preguntarse nada, ni si quiera donde está, porque ella misma cree todo el tiempo que “es un sueño”, tal vez el mayor fallo de toda la película.
Y si hablamos de fallos otro muy importante es la profundidad que Burton intenta dar a unos personajes que no la necesita ¿para qué quiero saber que hay detrás de la locura de El sombrerero? Cuando el caos absoluto funciona en la historia original ¿para que buscar un orden en él? Pareciera como si hubiera una insistente búsqueda detrás de la personalidad de Alicia, algo que explique el “porqué” de sus actos. Estamos hablando de uno de los cuentos más disparatados y surrealistas que existen, no puedes buscar profundidad en eso de lo contrario la magia se pierde.
Otro ejemplo perfecto de esto es la reiterada pregunta en toda la película de el ya famoso acertijo del libro “¿en que se parece un cuervo negro a un escritorio?”, no necesito saberlo ni preguntármelo tantas veces, con una basta.
No voy a negar que visualmente la película es espectacular, aunque de la misma forma que me pasa con el personaje me la imaginaba más colorida, con más vida, aún sabiendo que las películas de este director son lo contrario (no en todos los casos, ahí están Big Fish o algunas imágenes de Sleepy Hollow), además muchos de los personajes son estupendos, el perro, los sapos que trabajan para la reina, el gato de Cheshire o la oruga, casualmente todos los animados por computadora.
Esta y algunas razones más como el entretenimiento que da y alguna que otra pizca de humor hacen que mi valoración sea buena y no regular, pero sin duda esperaba mucho más de ella, tal vez ese fue mi fallo.
Finalmente Disney pudo con Burton y no Burton con Disney.
La Alicia que Burton nos presenta no es la misma que conocíamos, una adaptación libre de los dos libros de Carroll “Alicia en el país de las maravillas” y “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí” escrita seis años después de la primera. Una chica de 20 años atormentada por una misma pesadilla desde pequeña, a punto de casarse y además, un poco borde, se escapa de su fiesta de compromiso cuando intenta alcanzar al famoso conejo blanco, hasta caer en un profundo agujero que la conducirá a Wonderland.
El que vaya al cine convencido de ver la historia original se sorprenderá al descubrir que Alicia está de vuelta ya por segunda vez en su vida al extraño mundo, ni la sesión de té disparatada, ni el hongo gigante, ni las rosas blancas que hay que pintar de rojo aparecen (más que en un corto flashback al final).
El sombrerero loco (Johnny Deep) está más preocupado de su propia locura que de lo que puede hacer con ella y además chorrea un sentimentalismo inexistente en el original. Una sobreactuada Anne Hathaway hace de Mirana “La reina blanca”, un personaje que en momentos resulta incluso insoportable.
La mejor actuación corre sin dudas por cuenta de una fabulosa Helena Bonham Carter, la reina roja de corazones dispuesta a cortarle la cabeza a cualquiera que se cruce en su camino, con una cabeza gigante y un maquillaje extraordinario.
La actriz que hace de Alicia (Mia Wasikowska) actua bien, solo eso, no es una actuación brillante pero tampoco es nefasta. Aunque personalmente me hubiera gustado una caracterización diferente, en la película la actriz parece enferma, casi no tiene color y su expresión es demasiado seria y asustadiza, todo lo contrario a la Alicia de Carroll que mientras se cae por el agujero del conejo empieza a pensar y a preguntarse por su propia existencia, nada que ver con esta otra que cae asustada y desorientada sin preguntarse nada, ni si quiera donde está, porque ella misma cree todo el tiempo que “es un sueño”, tal vez el mayor fallo de toda la película.
Y si hablamos de fallos otro muy importante es la profundidad que Burton intenta dar a unos personajes que no la necesita ¿para qué quiero saber que hay detrás de la locura de El sombrerero? Cuando el caos absoluto funciona en la historia original ¿para que buscar un orden en él? Pareciera como si hubiera una insistente búsqueda detrás de la personalidad de Alicia, algo que explique el “porqué” de sus actos. Estamos hablando de uno de los cuentos más disparatados y surrealistas que existen, no puedes buscar profundidad en eso de lo contrario la magia se pierde.
Otro ejemplo perfecto de esto es la reiterada pregunta en toda la película de el ya famoso acertijo del libro “¿en que se parece un cuervo negro a un escritorio?”, no necesito saberlo ni preguntármelo tantas veces, con una basta.
No voy a negar que visualmente la película es espectacular, aunque de la misma forma que me pasa con el personaje me la imaginaba más colorida, con más vida, aún sabiendo que las películas de este director son lo contrario (no en todos los casos, ahí están Big Fish o algunas imágenes de Sleepy Hollow), además muchos de los personajes son estupendos, el perro, los sapos que trabajan para la reina, el gato de Cheshire o la oruga, casualmente todos los animados por computadora.
Esta y algunas razones más como el entretenimiento que da y alguna que otra pizca de humor hacen que mi valoración sea buena y no regular, pero sin duda esperaba mucho más de ella, tal vez ese fue mi fallo.
Finalmente Disney pudo con Burton y no Burton con Disney.
visto en: muchocine.net
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