martes, 29 de diciembre de 2009

Año viejo.

Cuando comenzaste este año, era todo tuyo; te lo puso Dios en las manos;
podías hacer de él lo que quisieras: un poema, una pesadilla, una oración, podías...
hoy ya no puedes; ya no es tuyo; ya lo escribiste; ahora es de Dios.

Como un libro que hubieras escrito, te lo va a leer Dios el día de tu muerte, con todos tus detalles.
Ya no puedes corregirlo, ha quedado fuera de tu alcance.
Piensa unos momentos en esta Noche buena. Coge tu libro viejo y hojéalo despacio;
deja pasar unas páginas
por tus manos y por tu conciencia; ten el gusto de leerte a ti mismo.
Lee todo...repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor estilo.
Lee aquellas páginas que nunca quisiste haberlas escrito... no... no intentes
arrancarlas... ya que es inútil, ya están escritas... ten valor y léelas cuando escribas
este libro nuevo que te acaban de entregar para que te sirvan las buenas que has
escrito y las que no te sirvan no las repitas.
Vas a escribirlas con el instrumento hermoso de tu libre albedrío, sobre la superficie inmensa de tu mundo:
si tienes ganas de besar tu libro viejo, bésalo
si tienes ganas de llorar, llora fuerte sobre él,
luego ponlo en las mano del Niño Jesús.
No importa como esté, aunque tenga páginas negras, dáselo y dile dos palabras; ¡gracias y perdón!.
Te va a entregar otro libro nuevo, limpio, blanco.
Es todo tuyo. Vas a poner en él lo que quieras.
Pon el nombre de Jesús al comenzar.
después sigue escribiendo, pero dile que no te deje solo.

¡¡¡Feliz Año 2010!!!
Por: Martha G. Hdz.

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